Alicia del “País de la Maravillas” y Peter Pan ¿son hermanos? ésta y otras incongruentes propuestas se ponen sobre la mesa en el último estreno en salas del 2020.
Brenda Chapman no es ninguna amateur en cuanto al trato de historias infantiles, directora de “Brave” (2012) e involucrada en el desarrollo de la historia de “El rey León” (1994) o “La Bella y La Bestia” (1991), ahora pone la mira en una historia que retoma dos pilares de la fantasía infantil en la literatura (y animación después) como lo son Peter Pan y Alicia, es el guion de Marissa Kate Goodhill que no consigue amarrar lo que en un principio parecía una mejor idea de lo que terminó siendo.
Y es que a pesar de su buena intención y mediana manufactura no impide que James Matthew Barrie y Lewis Carroll den de volteretas en sus respectivas tumbas.
¿De qué trata?
Alicia Darling (Gugu Mbatha-Raw) le cuenta una historia para dormir a sus hijos, acerca de tres hermanos que viven a las afueras de Londres, el inteligente David (Reece Yates), el imaginativo Peter (Jordan Nash) y la pequeña Alicia (Keira Chansa), este trío de hermanos goza de un amplio terreno para sus juegos en el cual liberan sus más locos sueños, que se hacen realidad en su mente gracias a la gran imaginación infantil que es fomentada por sus padres, la amorosa Rose (Angelina Jolie) y Jack (David Oyelowo) quien es un hábil artesano.
El mundo de todos comienza a cambiar ante la amenaza de “la vida adulta” ya que David está a punto de dejarlos para continuar sus estudios, lo que en principio causa un conflicto entre los hermanos, situación agravada por un fatal accidente que comienza a desquebrajar lentamente a toda la familia cuya aparente felicidad oculta un oscuro pasado que regresa para cobrar factura y que provoca que los niños se protejan en sus fantasías (cada vez más reales).
Buena iniciativa, pero mal contada
La narración comienza muy bien, las pistas o “easter eggs” van apareciendo de a poco, pero eventualmente se convierte en una larga introducción de más de una hora que se torna repetitiva y aburrida a pesar de los dramáticos intentos del guion por volverla interesante. Lentitud que busca ser compensada con la aparición de elementos como “Sr. Conejo”, “la hora del té”, “El sombrerero loco” o “El Capitán Garfio”, datos que seguro los más viejos tienen más que grabados en sus cerebros desde la niñez, pero que la película no hace ninguna presentación como para que los más jóvenes entiendan las referencias.
Lo que me hace inmediatamente pensar en una falla que ha sido una constante en ésta y muchas películas en la actualidad, el deseo de complacer al mayor mercado posible sin tomar en cuenta la (a veces incompatibilidad “natural”) de estos mercados tan dispares, en el caso de ésta obra fue la indecisión entre complacer al público adulto, con la evidente oscuridad de los acontecimientos que aquejan a los personajes, o consentir a los niños, con efectos especiales y la imaginación desbordada que borra por completo la diferencia entre lo real y lo imaginario, que provoca que el mensaje sea muy confuso.
No es la primer película que aborda temas adultos a través de la perspectiva infantil, de la imaginación o la irrealidad, pero sus agujeros narrativos y libertades, hasta cierto punto coartadas, por una mitología previa bien definida, debilita las buenas intenciones de una historia que se vuelve un revoltijo de situaciones que parecen colocadas nada más porque tenían que estar ahí para poder justificar el apresurado y sobre explicativo cierre (no por ello menos confuso).
¿Una pérdida de tiempo?
Tampoco sería justo exagerar, sin duda tiene un aspecto visual bastante cumplidor, además de unas actuaciones lo suficientemente efectivas que con efectos especiales bien hechos evitan que la catástrofe narrativa sea aún peor, la nostalgia será efectiva con los familiarizados con el tema, pero no evitará que ellos mismos cometan el pecado de siempre: “lo de antes era mejor”.
En lo personal, más allá de su obviedad racial al frente del elenco, celebro el atrevimiento de torcer la mirada a historias que han sido ya contadas mil veces, ojalá el guion hubiera dotado ese mismo atrevimiento de más elementos como para que no resultara en un casi total aburrimiento y una falta de respeto a los más conservadores.
Lamentablemente el (quizá bien intencionado) mensaje acerca de que no debemos perder los sueños conforme nos convertimos en adultos, se pierde entre tanto desbarajuste emocional y hasta un giro de tuerca que resulta más polémico de lo que debería, junto a otras escenas que serán perturbadoras ante la inevitable mirada adulta, que ni el maquillaje de la imaginación infantil puede ocultar. Como dije antes, demasiado oscura para transmitir un mensaje positivo, y demasiado infantil para que sea tomada en serio.
La película estrenará este 31 de diciembre (después de varios retrasos por temas que todos conocemos) en las salas de la República Mexicana cuyo semáforo lo permita y sin duda es un desangelado cierre más que merecido para este tremendo año que golpeó al mundo entero.