Heroes of Mount Dragon nos pone en los pies de un grupo de héroes en un mundo de fantasía lleno de criaturas, magia y peligros ancestrales. La premisa es muy clásica: salvar al reino de una amenaza que ha despertado tras siglos dormida, mientras recorremos distintas regiones, enfrentamos enemigos y mejoramos nuestras habilidades.

Gráficos y apartado visual

El juego presenta un diseño artístico que mezcla lo cartoon con un estilo bastante clásico y medieval. Los escenarios, si bien no son espectaculares, cumplen con ambientar la aventura. En PC y en el ROG Ally corre sin problemas, con buena optimización incluso en momentos con muchos efectos o enemigos en pantalla.

Los personajes tienen diseños algo genéricos, pero funcionan dentro del estilo que propone. Tal vez le hubiera venido bien un poco más de personalidad visual, algo que lo hiciera destacar entre tantos títulos del género.

Jugabilidad y mecánicas

Aquí es donde el juego tiene su punto más a favor. Es un beat ‘em up cuyo sistema de combate combina acción en tiempo real con ciertas decisiones, permitiendo usar diferentes habilidades, armas y combinaciones dependiendo del personaje que controles. Es fácil de aprender, pero como todo juego, necesitas tiempo para dominarlo.

Sin embargo, después de algunas horas la experiencia se vuelve un tanto repetitiva. Los enemigos no siempre ofrecen el reto suficiente y hay momentos donde la curva de dificultad se siente mal ajustada. Además, el ritmo del juego puede sentirse irregular, con misiones secundarias que no siempre aportan o se sienten como relleno.

Sonido y música

La banda sonora acompaña sin destacar demasiado. Cumple su función y ayuda a crear ambiente, pero no hay melodías memorables ni momentos donde la música eleve la experiencia. Lo mismo con los efectos de sonido: correctos, pero sin nada fuera de lo común.

Conclusión

Heroes of Mount Dragon es una aventura decente, con buenas ideas y un sistema de juego que puede enganchar por ratos. Lamentablemente, no logra sobresalir ni en historia ni en presentación, y su potencial se queda a medias. Aun así, si te gustan los juegos beat ‘em up con elementos de fantasía y un toque táctico, puede ofrecerte varias horas de entretenimiento.

También es importante resaltar que puedes jugarlo en modo cooperativo local, lo cual le añade una buena dosis de diversión.

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Ya pasaron tres años desde que James Gunn y Peter Safran tomaron las riendas de DC Studios, y desde entonces sabíamos que venían cambios grandes. El universo DC se reinicia casi por completo, y Superman sería la primera película de este nuevo inicio.

Desde que se anunció que el propio Gunn dirigiría la cinta, las expectativas eran altas. No solo porque venía de hacer cosas memorables en Marvel (Guardianes de la galaxia), sino porque tenía en sus manos a uno de los personajes más complicados de adaptar al cine. Superman es, al final del día, casi una divinidad, y no es fácil hacerlo sentir humano o cercano sin que se vuelva aburrido o plano.

Pero para mi sorpresa, y alegría, puedo decirlo claro, es una buena película. Y más importante, vale la pena verla en el cine.

Una historia que ya va caminando

Lo primero que me gustó es que no es una historia de origen. A estas alturas, volver a ver cómo Kal-El llega a la Tierra y descubre sus poderes ya no era necesario. En esta versión, Superman lleva tres años como héroe, ya trabaja como Clark Kent en el Daily Planet, y el mundo que lo rodea está bien establecido.

Gunn no nos dice “aquí empieza todo”, sino más bien “este es mi universo, y ya está funcionando”. Eso se agradece bastante.

Ahora, si hablamos del desarrollo de la trama en sí, la historia es quizá el punto más flojo. Es sencilla, avanza sin complicarse demasiado y cumple, pero el tercer acto se siente algo acelerado. El final necesitaba un poco más de espacio para respirar, para que ciertas decisiones tuvieran más peso. No arruina la película, pero sí le resta fuerza al cierre.

Superman con alma y personajes bien construidos

Lo que realmente hace funcionar la cinta es la forma en la que Gunn maneja a los personajes. Aquí no hay villanos por ser malos o secundarios sin razón de ser. Cada personaje tiene un propósito, una personalidad bien definida, y sus motivaciones están claras.

Superman, en particular, tiene una esencia propia. Por momentos recuerda un poco al tono de Guardianes de la Galaxia, pero sin perder su identidad. Es un tipo noble, algo torpe en lo social, pero nunca cae en lo ridículo. Es un buen sujeto que se gana tu empatía desde el principio.

Y hablando de robarse escenas…

Cripto, el perro que se lleva el corazón

Sí, Cripto es una joya. No es un chiste metido a la fuerza ni una simple mascota: es parte esencial de la historia. Aporta emoción, humor y momentos entrañables. Es de esos personajes que, sin decir una sola palabra, se vuelven inolvidables.

Además, ya me imagino los peluches, figuras y todo el merchandising que se viene. Y sí, lo vamos a querer todos.

Lex Luthor: un villano con peso

Otro de los grandes aciertos es Lex Luthor, interpretado por Nicholas Hoult. Por fin vemos un Luthor bien escrito, con un trasfondo sólido y fiel a los cómics. No es un simple obstáculo para el héroe, sino un antagonista con presencia, ideas claras y un ego tan grande como su ambición.

Hoult entrega una actuación tremenda, llena de matices. Es frío, calculador, pero también humano en ciertos momentos. Sin soltar spoilers, me encantaría verlo nuevamente en futuras entregas del DCU.

Visuales, acción y música al estilo Gun

En cuanto a los efectos especiales, el resultado es positivo. La mayoría de las secuencias se ven espectaculares: vuelo, combates, rayos láser, explosiones… todo lo que esperas de una cinta de Superman. Eso sí, hay uno o dos momentos donde el CGI no luce del todo bien, y rompe un poco la ilusión, pero son detalles menores.

Y si hay algo que James Gunn sabe hacer como nadie, es elegir música. La banda sonora acompaña perfectamente cada escena clave, elevando la emoción sin robarse el protagonismo. Es parte de su sello como director, y aquí vuelve a brillar.

Conclusión

Superman (2025) es una muy buena forma de arrancar el nuevo DCU. Tiene corazón, personalidad y la intención clara de construir algo sólido desde los personajes, no desde los efectos o las referencias.

¿Es perfecta? No. La historia pudo estar mejor desarrollada y el final necesitaba más tiempo. Pero aún así, cumple. No es una película que busca redefinir al personaje, sino recordarnos por qué Superman sigue siendo relevante: porque representa esperanza, bondad y fuerza, incluso en tiempos donde todo parece que no lo hay.

Si esto es solo el comienzo, me emociona ver lo que viene después.

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Anger Foot es shooter en primera persona bastante pero bastante peculear. No hay introducción lenta ni narrativa profunda, bueno ni narrativa. Entras, pateas puertas, matas a enemigos y sigues al siguiente nivel. Publicado por Devolver Digital y desarrollado por Free Lives, el juego es un festival de violencia rápida y absurda, perfecto para quienes buscan pasar un buen rato.

Gráficos Música y ambientación

Visualmente, Anger Foot todo está exagerado, colores brillantes, enemigos con cabezas de lagarto o rata, animaciones caricaturescas y efectos visuales que parecen salidos de una caricatura noventera. Esa estética tan marcada, casi grotesca, se vuelve parte esencial de su personalidad y le da un toque bastante agradable.

En PlayStation 5 corre impecable, sin caídas ni tiempos de carga molestos. Puede que no sea gráficamente impresionante para los estándares actuales, pero lo compensa con estilo y coherencia. Eso sí, si no te gusta lo grotesco o te cansa lo visualmente saturado, puede sentirse un poco pesado con el tiempo.

La música electrónica agresiva es exquisita para eliminar a tus oponentes y te da el frenetismo que el juego maneja. Está tan bien integrada que pareciera que todo reacciona a ella. Hay momentos donde la música sube justo cuando atraviesas una puerta, y eso te hace sentir el frenetismo que se vive.

Es cierto que puede cansar si no te gusta este estilo sonoro, pero para lo que propone el juego, el audio cumple de forma espectacular.

Mecánicas

La jugabilidad es el corazón del juego, y ahí Anger Foot brilla. Controlas a un tipo cuyo pie es más útil que cualquier arma de fuego. Patear puertas no solo sirve para derribar enemigos: es una mecánica central. Vas entrando a habitaciones, recogiendo armas tiradas, esquivando balas y tratando de terminar el nivel lo más rápido posible o cumpliendo los retos específicos de cada nivel, que muchos de ellos no son nada fáciles.

Cada escenario se siente como un mini rompecabezas de velocidad y precisión. Morir es parte del proceso, y eso puede ser frustrante. Pero si lo haces, vas a querer repetir cada nivel una y otra vez hasta lograr ese recorrido perfecto.

Además, puedes desbloquear zapatillas con efectos especiales, como moverte más rápido o lanzar patadas explosivas. Estos detalles añaden variedad sin complicar el sistema, aunque algunas mejoras no se sienten importantes y podrían estar mejor balanceadas.

Ritmo y diseño de niveles

Aquí es donde el juego me recordó muchísimo a Hotline Miami. Esa sensación de rapidez, de entrar a una zona y aprender su ritmo a base de repetirla, está muy presente. Los niveles son cortos pero intensos, perfectos para sesiones rápidas o para obsesionarte intentando mejorar tu tiempo.

El diseño es inteligente, empieza simple y va escalando el caos poco a poco. Eso sí, hay un punto donde los niveles se complican más por el desorden que por el desafío real, y en esos casos puede costarte trabajo.

Conclusión

Anger Foot es un juego que no se toma en serio, pero que está diseñado así. Es exagerado por todos lados, violento, colorido y tontamente divertido.

Tiene ese espíritu arcade que te hace decir “one more”, hasta que te das cuenta que llevas una hora pateando enemigos como loco.

Si buscas una historia compleja o una experiencia más tradicional, este juego no es lo tuyo. Pero si disfrutas de la acción rápida, los retos cortos y el caos bien hecho, te la vas a pasar increíble. Devolver lo volvió a hacer, otro juego con identidad única.

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