Este 2019 se cumplieron 50 años de los cruentos asesinatos en el 10050 de Cielo Drive, el episodio que acabó con el “verano del amor” y cuya temática fue retomada recientemente por Quentin Tarantino en su libre versión de los eventos para “Once upon a time in Hollywood”.
Daniel Farrands también voltea a este episodio histórico para contar su propia mirada, a su favor, podemos decir que la película se lanzó en Estados Unidos antes que la del nativo de Knoxville, la historia comienza con una imagen en blanco y negro de Sharon Tate (interpretada por Hilary Duff) acompañada de audio e imágenes de archivo, tanto del sitio en que ocurrió el terrible homicidio como extractos de entrevistas con algunos de los involucrados, lo que le da (en un principio) una mezcla de documental y ficción que brinda un tono bastante interesante a la película. Es una lástima que hasta aquí llega lo bueno que se puede decir de ella.

Sueños, premoniciones y multiversos
“¿Es todo lo que vemos o parecemos, solo un sueño dentro de un sueño?” La película arranca con esta frase de Edgar Allan Poe y es la primera pista de muchas (la mayoría sobradas) que intentan crear cimientos sobre lo que vamos a ver.
La historia gira en torno principalmente a los tres días antes de los sangrientos acontecimientos, Sharon Tate, embarazada de ocho meses, regresa de Londres en compañía de su amigo Jay Sebring (Jonathan Bennett), su esposo Roman Polanski decidió quedarse unos días más para terminar su más reciente película, afortunadamente para Sharon, dos de sus amigos se quedan en casa para hacerle compañía, Voytek Frykowski (Pawel Szajda) y Abigail Forger (Lydia Hearst) quienes le cuentan que han recibido inesperadas visitas de un extraño al que solo conocen como “Charlie” pues piensa que en esa casa aún vive el anterior dueño, el productor musical Terry Melcher y constantemente le lleva sus grabaciones.
La preocupación de Sharon Tate, alterada debido a sus pesadillas y otras situaciones casi paranormales son minimizadas por el resto del grupo y culpan al embarazo de su irracional nerviosismo hasta que claro, es demasiado tarde.

Buena idea, pésima realización
Las fallas de la película son múltiples, desde las más obvias, culpa quizá del presupuesto que le dan un aspecto más cercano al “video home” que a una película de estudio, como las voces sobrepuestas y los deplorables “efectos especiales”, continuando con las malas actuaciones empeoradas por diálogos deprimentes que intentan sustentar su universo con frases populacheras acerca del destino o la reencarnación, un guion endeble que no se decide por contarnos una historia de terror, un drama, una biopic o dejar por lo menos en claro que es un tributo a las películas de “serie B”, además de una música totalmente exagerada que trata de lograr lo que las escenas pretendían.
En fin que la película tiene un poco de todo y quizá una que otra de esas ideas no eran malas por sí solas, es la mescolanza de todas ellas y su pésima manera de narrarlas las que terminan por darnos un producto sin sentido, sin alma y con apenas salpicones de calidad. Que desgasta incluso los impresionantes y encarnizados hechos hasta el grado de que se pierde totalmente sentido de su significado y posterior impacto en la sociedad norteamericana.
Un tributo que se queda muy corto en su intención, que incluso puede rayar en lo ofensivo, no solo a la memoria de las víctimas sino a la inteligencia del espectador y que en comparación de los apenas cuatro minutos en los que Quentin Tarantino (alguien con talento tras la cámara) hizo lo propio, es una película casi hasta vergonzosa, por lo que recomiendo que aproveche el tiempo en otra cosa.