El reciente estudio “Locksmith Animation” presenta su primera obra, ¿tiene los elementos suficientes para diferenciarse de su dueño Disney? Acá te lo contamos.
Mucho se puede adivinar a partir de la simple concepción de esta nueva apuesta animada, para que se den una perfecta idea del revoltijo de ideas que encontrarán, podemos empezar con los nombres de sus directores: Sarah Smith, quien no solo es la cofundadora de la novísima casa de animación, sino que estuvo involucrada en “Operación Regalo” (2011), Jean-Philippe Vine quien formó parte del equipo detrás de “Inside Out” (2015) o “Cars 3” (2017) y Octavio E. RodrÍguez, quien debuta en la silla de director pero tiene la gran experiencia de participar en enormes producciones como “Coco” (2017) o “Los Increíbles 2” (2018), así que pueden dejar a un lado el origen tipo “indie” que podría venir de una compañía recién fundada, la dirección está a cargo de personal con experiencia en mega producciones (para bien o para mal).
Pero quizá el choque más grande se encuentre en su guion, por un lado tenemos a la propia Sarah Smith, quien después de escribir principalmente para series de televisión, justifica su presencia no solo por ser cabeza de “Locksmith” sino además porque coescribió “Operación Regalo”, pero el segundo nombre suena más como el responsable de la (bien intencionada, pero) desarticulada narrativa que pretende agradar al público de todas las edades y me refiero a Peter Baynham, quien también cuenta en su historial “Operación Regalo” u “Hotel Transilvania” (2012), pero brilla sobre todo por su participación en prácticamente toda la saga de “Borat” (2006 – 2021), incluyendo “Bruno” (2009) y “Grimsby” (2016) si este dúo dinámico, a los que hay que agregarles el título de productores ejecutivos, son capaces de crear una película totalmente infantil es algo que Disney y 20th Century Fox deja en manos de los padres al otorgarle una clasificación PG (es decir, que requiere guía parental), pero no se preocupen, llega a las salas mexicanas con una clasificación “A” que quizá meta en problemas a más de uno.

¿DE QUÉ TRATA?
En un futuro bastante cercano (con aromas a presente), es lanzado al mercado el fabuloso artefacto tecnológico “B-Bot”, una computadora móvil (literalmente móvil, es decir se desplaza de manera cuasi autónoma), que con ayuda de las bases de datos, redes sociales y la red global en general, descarga a su memoria todos los datos que puede recolectar acerca de su nuevo mejor amigo, su Inteligencia Artificial se encarga de ser bastante sociable e interesante para que la conectividad de los niños sea lo suficiente como para no desear un amigo jamás (que no sea un número más en sus redes sociales), obviamente el artefacto es todo un éxito y toda la infancia tiene el suyo. Toda a excepción de Barney.
Pero el sueño de Barney se ve cumplido cuando su padre y su abuela (inmigrantes rusos) le regalan al pequeño un “B-Bot”, el problema de este gran regalo es que se dañó, no se puede conectar a la red y por lo tanto la Inteligencia Artificial de “Ron” (José Antonio Macías), tendrá que aprender desde cero su función en este mundo: hacer amigos para Barney.

LO BUENO
La manufactura es muy decente y si bien falla en brindarnos una música interesante su aspecto visual es luminoso y trepidante como para no distraerse mucho.
Con un comienzo flojo la película va aumentando sus apuestas sobre todo en cuanto al tono de los chistes para adultos paseándose por momentos en un humor bastante oscuro que disfrutarán las personas que conecten con dicho estilo de humor, sin abandonar del todo el perfil un poco más infantil, pero más interesante en el subtexto de crítica social y de marketing que se le da a la tecnología.
Los personajes principales (que no los secundarios) son adornados con muchas características que hacen inevitable que el público se relacione con ellos, lo que desemboca en que el cierre se vuelva bastante eficiente en cuanto a su dramatismo, pues los personajes (pero sobre todo “Ron”) tienen la fórmula para volverse memorables (para algunos).
La crítica social se hace presente, a veces con referencias para nada sutiles y el discurso comienza muy bien, haciendo alusión a nuestra falta de contacto interpersonal, el cual ha sido exagerado por medio de las máquinas, es una lástima que este discurso que inicia muy bien se desvanezca rumbo al final, pero la intención es buena.
En el caso de México, el doblaje (como casi siempre) hace un trabajo excelente, sobre todo de parte del ya experimentado José Antonio Macías, pero correcto también en cuanto a la traducción de muchos chistes que se nota que se “tropicalizaron” para el mercado latino y lo hicieron bastante bien, el resto del reparto no lo hace nada mal.

LO MALO
Sin duda la guía parental que propone su productora y distribuidora es necesaria para que los niños más receptivos no intenten replicar las conductas más peligrosas de la película, pero esta advertencia no aplica para el mercado más joven y adulto quienes de manera general se la pasarán bien.
La película tiene muchos elementos que sorprenden (y no de buena manera) en cuanto a la forma en que lograron pasar la censura en estos tiempos de corrección política (no juzgo que esté bien o mal), como por ejemplo retratando de manera estereotipada y casi ofensiva el origen de la familia de Barney así como su situación económica, y poniendo el dedo en la llaga en más de una ocasión respecto a las prácticas totalitarias, el monopolio y las estrategias de marketing sin escrúpulos, pero no se mantiene con su propio final, además de que suena hipócrita viniendo de una de las empresas más controladoras en el mundo actual (disfrazada detrás de un pequeño ratoncito).
La fórmula es tan predecible que intentan darle un giro de tuerca, cambiando por completo la historia y convirtiéndola ahora en un episodio de aventuras que no creo que haga mella en el público menos exigente pero que narrativamente resulta algo tramposo para mantener la tensión e interés en la historia.
Si bien el resultado es aceptable y entretenido, se trata de una película totalmente formulaica que poco ofrece de innovador en cuanto a su historia (más allá de los señalamientos que mencioné más arriba y en los que se queda algo corta), pero cuya debilidad se encuentra también en no saber equilibrar bien el mercado adulto e infantil sobre el cual puso la mira.

VEREDICTO
“Ron da error” está lejos de convertirse en un referente o película memorable, aunque se recargó en diversas historias que estuvieron más cerca o finalmente lo consiguieron como “Grandes Héroes” (2014), “El hombre bicentenario” (1999) la más reciente “La Familia Mitchell VS las máquinas” (2021) y hasta “Shrek” (2001), por eso de la combinación de tonos entre la adultez y la infancia, pero que cumple conforme al manual como producto de entretenimiento, con uno que otro momento resaltable, apoyado en una manufactura que está a la altura de lo que el mercado actual requiere.
Con su hora con cuarenta y seis minutos no creo que se vuelva una película pesada para el público más pequeño y como dije, es quizá más efectiva en cuanto a su humor en un público más adulto, es una lástima que el discurso e incluso la moraleja no sea tan clara como pareciera, que resulta incluso contradictoria por momentos, pero deciden no dispararse en el propio pie y dejarse llevar por la inevitable tendencia de convivir con la tecnología, sin olvidar por completo la necesaria interacción humana. Si bien la propuesta se siente por momentos antigua, en el sentido de que tiene muchas de las características que han puesto en peligro otros productos por no cumplir con el estándar de corrección, los oculta con su aspecto visual y elementos tecnológicos que si son muy de la época, lo que en resumen ofrece un producto extraño (por decir lo menos), pero infalible en cuanto a su estructura, una narrativa probada que no hay manera de que no sea (medianamente al menos) disfrutable.
La encuentran en salas nacionales a partir del 21 de octubre para que sean ustedes mismos quienes juzguen si es un producto valioso o no.